El Descorche de La Prensa del Rioja
Texto: Javier Pascual
En este número especial de La Prensa del Rioja dedicado a la industria auxiliar del vino, la abrumadora presencia de mensajes sobre la sostenibilidad, como expresión patente de la preocupación generalizada por aportar soluciones al impacto negativo del cambio climático en la viticultura, nos confirma el gran acierto que tuvimos al plantear esta cuestión en la Jornada DIAM celebrada en junio de 2018 con el título “Sin `ecosostenibilidad´ no hay futuro para la producción vitivinícola”. En unos pocos años, como ya avanzábamos entonces, “producir con criterios de sostenibilidad se ha convertido en un requisito imprescindible para todos los sectores de la actividad económica”. Empujan en esa dirección las exigencias de las normativas en materia de ‘producción saludable y sostenible’, así como una demanda cada vez más sensibilizada con el respeto al medio ambiente. Los investigadores del Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV) -referencia internacional para la vitivinicultura actualmente- también orientan una buena parte de sus trabajos en esta dirección, con proyectos como la investigación genética para seleccionar clones con una mejor adaptación al cambio climático y que permitan una menor utilización de productos fitosanitarios. Este convencimiento del sector vitivinícola de que el futuro del vino pasa por la ‘ecosostenibilidad’ ha hecho que incluso se convierta en uno de los ejes estratégicos de actuación para entidades como la Federación Española del Vino. En vanguardia una vez más de los debates de interés para el sector del vino, pretendimos en aquella Jornada DIAM y seguimos pretendiendo ahora a través de nuestra publicación que las soluciones aportadas por los expertos alcancen la mayor difusión posible entre las gentes del vino, pues es evidente que todavía encontramos dos velocidades muy distintas, sobre todo en el ámbito agrícola. A velocidad de vértigo llegan al campo las nuevas tecnologías, como el 5G, que a lomos de una legión de satélites permitirán la máxima conectividad en todos los rincones del planeta, como nos asegura el ingeniero riojano Ignacio Pascual, investigador en Ericsson. Serán para el viticultor una herramienta muy eficaz para poder dar respuesta en la gestión de sus explotaciones a retos como el del cambio climático y las mayores exigencias de calidad de los consumidores, todo ello bajo la perspectiva del incremento del valor del producto como objetivo irrenunciable. Cuestiones que la realidad del funcionamiento del mercado plantea en estos términos y no en los términos moralistas que asocian el precio de la uva a conceptos como la ‘dignidad’ en función de su incidencia sobre la renta anual del productor. Un enfoque desfasado en el contexto de la relación cliente-proveedor que caracteriza la relación entre bodegas y viticultores. La vuelta a este lenguaje reivindicativo, que confunde a los viticultores con asalariados, chirría más si cabe en estos tiempos de cambio para un sector que, bajo su apariencia de respeto a los valores tradicionales, muestra un gran dinamismo y capacidad de adaptación a la evolución de los mercados. Sin duda, el papel esencial que juegan los viticultores riojanos en la cadena de producción les permite disponer de herramientas mucho más eficaces para valorizar su producto que ese modelo reivindicativo propio de otros ámbitos.