Cristina Gutiérrez, Dionisio Ruiz Ijalba, José Peñín, Marisol Ruiz Ijalba y Pedro Salguero.

Pionera en vinos ecológicos y recuperación de variedades autóctonas minoritarias, Viña Ijalba continúa su ‘(r)evolución’ con un nuevo cambio en la imagen de sus vinos y colección de monovarietales.

Viña Ijalba, una bodega que desde sus inicios sorprendió por la originalidad de sus presentaciones, continúa su ‘(r)evolución’ con un nuevo cambio en la imagen de sus vinos, demostrando que la innovación forma parte indisociable de su filosofía de trabajo, de su ADN empresarial. “Creemos que ha llegado un momento de cambio en el que necesitamos reflejar la madurez adquirida por nuestra bodega, una renovación que representa un punto de inflexión para la bodega y para el rumbo y la relevancia que Viña Ijalba quiere adquirir a partir de ahora”. Así lo ha explicado Cristina Gutiérrez, tercera generación de la familia al frente de Viña Ijalba, a quien han acompañado en la presentación el joven enólogo de la bodega, Pedro Salguero, y el prestigioso crítico José Peñín, que ha elogiado la audacia que demostró ésta reconocida bodega familiar riojana al romper moldes en una Denominación tan respetuosa con la tradición.

Pionera en la viticultura ecológica, en la protección del medio ambiente y en la investigación para la recuperación de las variedades autóctonas, José Peñín ha destacado la importancia del papel jugado por Viña Ijalba para el desarrollo de estas líneas de trabajo, que actualmente han tomado un gran impulso, tanto en el ámbito de la vitivinicultura riojana, como en el conjunto de la española, siendo claves en la valorización y diferenciación del producto que tanto se demandan. Peñín valoró que Viña Ijalba asumiera el riesgo de ser pioneros, recordando la sorpresa que causó su forma de trabajar rompedora y el lanzamiento del primer varietal de graciano en 1995, o que ya pensara más en el viñedo que en la bodega para hacer sus vinos, algo aún raro hace veinte años. En suma, para este prescriptor, Viña Ijalba ha contribuido notablemente a animar el panorama vitivinícola riojano y representa ‘una tercera vía’ entre las bodegas clásicas y los productores denominados ‘modernos’.

Estrategia de diferenciación

Desde su lanzamiento al mercado, Viña Ijalba utilizó una presentación muy novedosa de sus vinos, tanto en el etiquetado como en la propia botella. “Ahora presentamos nuestra gama de vinos criados con un diseño más sereno y clásico, un estilo elegante que mantiene la esencia, el colorido y el carácter geométrico de la marca -ha afirmado Cristina Gutiérrez-, mientras que hemos hecho una apuesta por lo natural y floral para la nueva colección de cuatro vinos monovarietales de Tempranillo Blanco, Maturana Blanca, Maturana Tinta y Graciano, que se comercializarán a partir de abril“. Este nuevo etiquetado pretende mostrar, como si fuera a través de una ventana, “un mundo orgánico, natural, a modo de jardín, que nos recuerdan el carácter de la viña y los elementos que la integran”.

Fruto del proyecto de investigación para la recuperación de variedades de vid minoritarias llevado a cabo en colaboración con la Universidad de La Rioja, el Consejo Regulador de la D. O. Ca. Rioja y el C.I.D.A de La Rioja, Viña Ijalba fue la primera bodega de Rioja en comercializar estos vinos varietales. Viña Ijalba presentó en 1995 el primer vino varietal de graciano de Rioja. En el 2001, después de algunas elaboraciones experimentales, se comercializó el primer vino de maturana blanca, una de las variedades recuperadas. En 2002 se presentó la Maturana tinta y en 2006 el Tempranillo blanco (proveniente de una mutación genética natural a partir de la Tempranillo tinta).

Los primeros vinos ecológicos de La Rioja

El espíritu innovador de Viña Ijalba no se ha limitado a la imagen, sino también al carácter de sus vinos, como ha destacado el enólogo de la bodega, Pedro Salguero: “Hemos sido innovadores en la manera de elaborar nuestros vinos y aventurados al crear vinos monovarietales en Rioja, como el primer 100% Graciano”, pero es un lujo poder trabajar con una paleta tan amplia de variedades, teniendo siempre mucho respeto por la fruta y dejando que cada variedad se exprese con todo su potencial”. A partir de los trabajos desarrollados en campo para la reconversión hacia viticultura ecológica de las 90 ha de viñedo propio, con la cosecha del 98 inició la comercialización del primer vino riojano elaborado al amparo del Órgano de Control de Agricultura Ecológica de La Rioja. A él le siguieron el resto de elaboraciones, así como la utilización de cepas de levaduras autóctonas en la vinificación, que contribuye a preservar la biodiversidad y acentuar la singularidad de los vinos.

El acto de presentación ha concluido con una cata en la que, además del varietal de Maturana blanca 2017, se ha presentado en primicia un nuevo vino, Ijalba Cuvée (70% tempranillo, 20% graciano y 10% Maturana tinta) de la añada 2016, con un paso de 10 meses en barrica de roble francés. Un vino de alta expresión, de gran intensidad aromática y muy equilibrado en boca.