Coronavirus y vino

El mundo del vino a sorbos
Texto: Antonio Egido

Somos plenamente conscientes de los momentos que está viviendo el mundo del vino en España y por extensión, en todo el mundo, con una realidad que no es nada halagüeña, al tiempo que todos están pendientes de que el consumo se mueva, el canal horeca pida más producto, que el vino salga de las bodegas, que el dinero de esas ventas revierta a las bodegas y que el ciclo vegetativo en el campo siga su evolución normal, pues lo que no se detiene es la naturaleza y en cuatro meses volvemos a la vendimia.

Por ello nos hemos fijado en primer lugar en la web de ‘tecnovino.com’ donde nos planteaba a todos la pregunta en plena crisis del coronavirus: ¿Cómo puede afectar el consumo del vino?, ofreciendo esta respuesta que con el paso del tiempo –el artículo tiene fecha del 20 de marzo– ha acertado totalmente: “Es pronto para ver las implicaciones pero hay expertos que apuntan que evidentemente puede haber un descenso del consumo. En todo caso puede ser puntual y por un tiempo limitado en función de lo que dure o tarde en resolverse la situación y según mercados.

Posiblemente ante una reducción del consumo en hostelería, bares o restaurantes, en caso de que haya una disminución de la vida en las calles, sea el momento de pensar en otros canales de venta, algo que no implica el abandono de los anteriores, pero quizás toque atender más la venta en los lineales de los supermercados y minoristas… O poner más atención a la propia venta online o en otras plataformas de venta online.

(…) Hay fuentes que apuntan a que en países como China la ‘cuarentena’ ha llevado a descensos en las ventas de vino en restaurantes y bares, a menor turismo que nuevamente afecta a las ventas de vino. Sin embargo en cuanto a las compras de vino para consumo en el hogar, precisamente esa cuarentena que no les ha permitido salir, parece que se ha traducido en compras online. Así el coronavirus, que perjudica gravemente a los minoristas offline, puede transformarse en “la situación perfecta para el crecimiento del comercio electrónico”, según los analistas de AllianceBernstein en un informe.

Como dato positivo hacen otro aporte, como que las compañías que sufren pérdidas por la epidemia pueden recuperarse rápidamente de la demanda acumulada una vez que el brote se alivie. “En este sentido, durante lo peor de la epidemia de SARS en 2003, las ventas cayeron pero se recuperaron en unos pocos meses”, según un informe del economista del Grupo DBS Ma Tieying.

Para Alfonso Velasco, CEO de Red Bottle, aunque por ahora la exportación de los vinos españoles ha afectado sobre todo a los productos que viajan a China –lugar donde el coronavirus mutó por primera vez- la lógica apunta a que la incertidumbre se extenderá a otros países donde el contagio afecte en mayor medida. “La exportación se ha resentido, no hay duda, porque si bien la mercancía está llegando sin problema a su lugar de destino, el consumo se ha ralentizado”.

A pesar de todo, los técnicos de Red Bottle se muestran optimistas con la esperanza de que la crisis no dure mucho más tiempo y prosperen las investigaciones de una vacuna que pueda contrarrestar el COVID-19.  “Las bodegas más que miedo tienen incertidumbre. Venimos de una crisis terrible desde 2008 y estamos curados de espanto. Lo que ocurre ahora es que no sabemos cuánto tiempo va a durar, hasta dónde va a llegar y cómo nos va a afectar este problema”, termina diciendo Alfonso Velasco”.

Recuperamos luego un artículo firmado quince días después del anterior, aparecido en el observatorio Vitivícola Argentino, es decir el web ‘observatoriva.com’ que al referirse a España, nos recuerda cómo se enfrenta(ba) el mundo del vino a la pandemia del coronavirus: “Amaya Cervera y Yolanda Ortiz de Arri informan desde España, uno de los países más afectados por el virus en términos de víctimas y casos confirmados de infección.

El cierre inmediato de todos los bares y restaurantes se produjo el 14 de marzo con el estado de emergencia, afectando el comercio que representa la mitad de las ventas totales de vino.

Con restricciones más estrictas desde el 29 de marzo, el vino solo se puede comprar en supermercados locales y en tiendas online.

Si bien las bodegas se enfrentan a incumplimientos de pago, retrasos en los envíos y cancelación de pedidos; están realizando los trabajos esenciales en sus viñedos y establecimientos y la mayoría sigue suministrando vino normalmente.

El enoturismo está totalmente detenido. Se espera que las pérdidas sean significativas dado que la Pascua es una de las épocas con mayor reserva de turistas. Hay despidos temporales en bodegas, comercios, empresas de distribución y la industria hotelera.

El brote del covid-19 se sumó a una situación ya compleja para la industria vitivinícola que ya sufría los efectos del Brexit y los aranceles estadounidenses.

Según el Observatorio Español del Mercado del Vino, es la duración de esta crisis que determinará la magnitud y cuáles empresas serán capaces de salir adelante. Asimismo el crecimiento del consumo doméstico no será suficiente para reemplazar lo que se está perdiendo. El mejor de los casos sería una recuperación en la segunda mitad de 2020 para compensar las pérdidas.

El sector tendrá que afrontar varios factores, desde la alta volatilidad del mercado, la necesidad de adoptar un enfoque de mayor cercanía al cliente, hasta repensar la cadena de suministros, en los casos de insumos importados de Italia.

La Federación Española del Vino (FEV) confirma que China y Japón siguen haciendo sus pedidos, y que las ventas online se han incrementado significativamente, frente a otros canales tradicionales que se han derrumbado. Al respecto muchos minoristas online han informado una caída en el precio promedio por botella y una creciente demanda por vinos regulares y de regiones conocidas.

También han surgido una gran cantidad de iniciativas: degustaciones virtuales, gestos solidarios, contenido en línea gratuito. Instagram está en auge con charlas y degustaciones hasta el punto de que SWL ha convertido su agenda habitual de amantes del vino en una recopilación de eventos virtuales”.

Y ya con la vista puesta en el futuro, en este viaje a través del buscador, volvemos a ‘vinetur.com’ que hace referencia a un estudio realizado al consumidor por Wine Intelligence. Estos son los resultados del mismo: “Nuevos datos sobre los consumidores procedentes de una encuesta elaborada por Wine Intelligence, revelan que el comportamiento de consumo de vino durante el confinamiento por la pandemia de la COVID-19 es similar en todos los mercados.

A medida que analizan los nuevos datos provenientes de estas encuestas de consumidores sobre el impacto de la COVID-19 en el comportamiento y las actitudes de los bebedores de vino, desde WI afirman que «estamos comenzando a ver patrones».

Como es sabido, algunos comportamientos antes normales, como salir a comer fuera de casa o asistir a eventos, se han detenido repentinamente debido a las restricciones de cierre impuestas por los gobiernos. Otros, como las compras en alimentación o las compras online, se han incrementado, principalmente por necesidad y conveniencia.

Afortunadamente, según datos de WI, para la categoría de vino el deseo de comprar y beber vino se ha mantenido sólido, y muchos mercados, señalan, han visto un aumento en las ventas de otros canales que han más que compensando la caída de hostelería. Revela además la consultora, que la frecuencia de consumo de vino permanece totalmente estable e incluso en aumento.

Por ejemplo, según WI, en los EE.UU. y en el Reino Unido, existe un aumento real en el consumo de vino durante el confinamiento en comparación con el comportamiento previo al cierre, con consumos en el hogar que superan las pérdidas de hostelería.

La consultora señala que existen patrones similares en términos de actitudes y prioridades para cuando finalice el confinamiento. Como por ejemplo, que los consumidores serán muy reacios a volver a bares, restaurantes, locales de música…, y en cuanto a gastos que piensan desestimar, el vino no figura entre ellos, pero sí el enoturismo y los eventos sociales o multitudinarios.

Por países y en relación a las previsiones de consumo tras el fin del confinamiento, Wine Intelligence destaca asimismo que existen «algunos contrastes intrigantes dentro de cada mercado entre diferentes grupos de consumidores». Para la consultora estas diferencias obedecen a las necesidades de los mismos, y se pueden agrupar en la popular pirámide de Maslow, que ya abordamos en Vinetur en este artículo, y que establece niveles de consumo en base a necesidades cubiertas.

Por todo ello, cuando finalice el confinamiento, según WI, los «diferentes segmentos de consumidores podrían comportarse en un entorno recesivo en función de sus estados de necesidad», como son por ejemplo su situación financiera o el concepto de seguridad y salud. Situaciones probablemente desiguales en cada mercado o país consumidor, que las bodegas y empresas deberán anticipar mediante el uso del marketing. De modo que, según Wine Intelligence, «las estrategias de marketing post-virus deben reconocer estas diferencias y asegurarse de que su orientación y mensajes reflejen esta comprensión». En definitiva, todos los mercados querrán vino, solo hay que saber cómo lo quieren”.

Pues eso, ante tanta incertidumbre vamos a intentar degustar un vino de las muchas denominaciones de origen de este país que van avalados por el sello de la calidad. Y a disfrutar, si es posible.

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