El Espacio Lagares recibió, antes de que terminara el 2017, el V Foro Diseño Packaging –por cierto vocablo inglés horrible pues en castellano tenemos mejores palabras para poder definirlo como el envase o embalaje del vino, por lo que nos lo teníamos que hacer mirar en la llamada “cuna del castellano”– del vino, más aun cuando fue organizado por la Agencia de Desarrollo Económico de La Rioja (ADER), a través del Centro de Diseño Integral de La Rioja (CEdiR), y el Club de Marketing de La Rioja y que iba dirigido a propietarios, gerentes y responsables de bodegas en materia de diseño, marketing y comunicación que quieren sacar el máximo provecho a su inversión, así como profesionales del diseño y la comunicación, o cualquier persona interesada en este, casi arte.

Texto: Antonio Egido

El formato elegido para este Foro –con aforo completo– fue el de una mesa redonda moderada por el periodista Chus del Rio, director de Digital Branded Contect y fundador de la web nuevecuatrouno.com, con presencia de Albert Martínez López-Amor, comunicador que en 2012 reorientó su carrera al entrar como Export Manager para el mercado británico en Araex & Spanish Fine Wines y desde 2014 crea la consultoría de comunicación para el grupo riojano Muriel Wines y la creación de contenidos para las bodegas de Álvaro Palacios; Víctor Palau, director y editor de la Revista Gráffica, un periódico de noticias dedicado en exclusiva al mundo del diseño y en especial al ámbito del diseño gráfico, la creatividad y la cultura visual y el viticultor Álvaro Palacios, con estudios en Francia y California, y en la actualidad manejando a la perfección sus proyectos personales en el Bierzo, el Priorat y su bodega familiar Palacios Remondo en Alfaro (La Rioja).

Una primera exposición de cada uno de los participantes en esta mesa redonda fue centrando ideas para reflexionar sobre el tema del Foro. Albert Martínez indicó que “a la hora de diferenciarse una bodega, debe conocer el segmento del mercado al que se quiere dirigir, pues el diseño puede ayudar a ocupar ese espacio en concreto, bien sea enfocado al aprovechamiento de una oportunidad o el enfocado a lo eterno”, respondiendo a lo que muchas bodegas fijan como su principal objetivo: crear y mantener la marca.

Víctor Palau abogó por una diferenciación de los vinos que comienza precisamente por la etiqueta, para lo que dio un repaso a un buen número de etiquetas que visten al vino para intentar atraer al consumidor.

Lo más esperado de esta mesa redonda eran las palabras de Álvaro Palacios y lo cierto es que no defraudaron, pues de él salieron, a nuestro parecer, las palabras más certeras de una larga sesión de cuatro horas, pues no en vano eran las más pegadas a su propia historia. Y recordó que él mismo comenzó diseñando sus primeras etiquetas y luego, acudió a diseñadores cuando “tuve el dinero”. Ese nuevo paso, no obstante, mantuvo todo como estaba, “pero se produjo un afinamiento” en los objetivos que tenía como bodega.

Además Álvaro Palacios indicó que no se debe olvidar el mundo del vino como un negocio y en su caso vende un producto caro para aquellos que se lo pueden/quieren/permiten pagar y no le ha ido nada mal en el sector de los consumidores de alta gama económica –el mismo ofreció unas cifras sobre los nuevos ricos de un país como Turquía–, ratificado con las palabras: “hay mucha gente con dinero a la que le gusta mucho el vino”, al tiempo de hacer una defensa absoluta del “terroir” que es lo que debe estar presente en la botella, añadiendo que “para el consumidor el vino tiene que ser bueno, más bueno, mejor, especial, mágico, puro, radiante…”, por cierto un vino que incluso puede triunfar a pesar de que el embalaje del vino sea “un bodrio total”, lo que apellidó con el nombre de “Tinto Pesquera” para ratificar su ejemplo.

Pero Palacios además dejó apuntado dos ideas muy claras sobre la “diferenciación”, lo que, no lo dudamos, seguramente podía ser motivo de todo un Foro: por un lado, lamentando que la Denominación de Origen Rioja haya escogido la vía del Nuevo Mundo en lugar de la del Viejo, y en especial de la francesa, para definir las nuevas zonificaciones. “Habría que hablar de vinos de villa y no de vinos de municipio, pero no por capricho, sino por similitud con “ville o village”. Todo el mundo lo entendería”. Y asimismo él hubiera apostado por hablar de grandes viñas, al estilo francés y sus “grand cruz”, en lugar de los “viñedos singulares”, que imitan los “singular vineyards” del Nuevo Mundo, y es que los nombres y sus referencias en nuestras apreciaciones del mundo, son muy importantes.

Por otra, Álvaro Palacios apostó para que en España se produjeran más vinos especiales, lo que para él son “esos que nacen de una viña que está tocada por una mano divina”, lo que, a la vez, debe ser muy bien explicado en la etiqueta con una información precisa.

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