radiación ultravioleta UV-B en viñedo

La aplicación de un suplemento de radiación ultravioleta UV-B a las uvas antes de la vendimia acelera su maduración fenólica mejorando su calidad y la de los vinos resultantes, según demuestra en su tesis doctoral María Ángeles del Castillo; lo que sería de especial interés en zonas de viñedo o años con niveles insuficientes de radiación solar natural.

Desarrollada en el Departamento de Agricultura y Alimentación de la Universidad de La Rioja, la tesis doctoral ‘Ultraviolet radiation as a regulator of grapevine leaf physiology and berry and wine quality’ ha sido dirigida por los profesores Encarnación Núñez Olivera y Javier Martínez Abaigar y ha logrado la calificación de sobresaliente ‘cum laude’ con mención internacional al título.

En su tesis, la doctora Del Castillo estudia los efectos de la radiación ultravioleta en la vid desde una perspectiva global, desde la planta hasta el vino, en condiciones típicamente mediterráneas. Entre sus conclusiones figura la especial influencia de la radiación UV-B en la síntesis de compuestos fenólicos con propiedades antioxidantes y anticancerígenas, que contribuyen a la calidad de la uva y del vino.

En concreto, la irradiación de los racimos con un suplemento de radiación UV-B puede aumentar la presencia en las uvas de compuestos como los kaempferoles y las quercetinas, con alta capacidad antioxidante, propiedades nutricionales e influencia en la estabilización del color. “La exposición a esta radiación –explica Del Castillo– induce la expresión de genes relacionados con la enzima que regula los mecanismos de síntesis de esos compuestos”.

Sin embargo, no influye en la producción de azúcares, por lo que no incrementa el grado alcohólico de los caldos resultantes. “Así logramos –añade la doctora Del Castillo– desacoplar la madurez fenólica de la madurez alcohólica. Esto es especialmente interesante en los últimos días de vendimia, a modo de ‘chute final’, según las condiciones climáticas soportadas por el viñedo a lo largo de toda la campaña”.

La tesis incluye el diseño de un procedimiento mecánico (mediante una lámpara de UVB acoplada a un tractor) que permite la aplicación de esta radiación a las uvas en condiciones de campo y a escala de cosecha. Aunque todavía en fase experimental, mediante el desarrollo tecnológico adecuado sería aplicable al viñedo comercial.

Su uso como práctica agrícola puede ser útil en latitudes altas (centro y norte de Europa), en zonas frías (viñedos de montaña) o en años muy nublados en los que es menor la radiación ultravioleta natural que llega del sol.

La investigación se ha centrado en tres variedades de uva tinta (Tempranillo, Graciano y Pinot noir). En Tempranillo se ha aplicado un suplemento de radiación UV-B en torno a un 10% (porcentaje de aumento de la radiación UVB que nos llegaría del sol en uno de los escenarios de cambio climático previstos).

“Las vides están perfectamente adaptadas para soportar este incremento (natural o articificial) –indica Del Castillo– pero un exceso provocaría daños en el ADN, estrés oxidativo u otros perjuicios para la planta”. La síntesis de compuestos fenólicos es, en realidad, un mecanismo de defensa frente a la radiación, con incidencia directa en el hollejo de la uva.

Mediante este procedimiento, añade del Castillo “se consigue uva enriquecida, con interés nutricional. La respuesta a la radiación se conserva, además, en el vino, como hemos demostrado por primera vez en esta tesis”.

Durante su tesis, M.ª Ángeles del Castillo ha realizado una estancia en el Departamento de Ciencias Agrícolas, Alimentarias y Agro-ambientales de la Universidad de Pisa (Italia) y ha disfrutado de una beca FPI, así como de diversos contratos OTRI y con cargo a proyectos.

Además, obtuvo el Premio a la Excelencia por un póster presentado en el 1st Network Meeting of the International Association for Plant UV Research (UV4Plants). Su investigación ha generado 4 artículos en revistas científicas internacionales y 2 en revistas nacionales, como autora principal.

La radiación UV-B constituye tan solo el 5% de la radiación ultravioleta que nos llega del sol, pero tienen mucha energía. En el ser humano es la responsable, junto con la UV-A, del “bronceado”, pero puede provocar quemaduras, reacciones alérgicas y cáncer de piel.

 

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