Rioja Baja, Rioja Alta y Rioja Alavesa, caminos diferentes al encuentro del atractivo mundo del Rioja

El enoturismo o turismo enológico, palabra y expresión que no han sido todavía reconocidas por la Real Academia Española de la Lengua, aunque sí el término ecoturismo, es definido en la wikipedia como el “tipo de turismo dedicado a potenciar y gestionar la riqueza vitivinícola de una determinada zona. Se relaciona con el turismo gastronómico, cultural (arquitectura, arte) y de la salud-belleza (vinoterapia). Los turistas conocen cada zona vitivinícola a través de la degustación de sus vinos y la visita a bodegas y viñedos”. Un turismo que se está convirtiendo, año a año, en la mejor forma de que el consumidor de una marca sepa cómo se elabora su vino predilecto, al tiempo de que la bodega pueda fidelizar a sus actuales y futuros consumidores, sin olvidar el paseo para descubrir lo mejor de las zonas donde se ubican las bodegas.

Texto: Antonio Egido

 

De enoturismo por el Rioja                

Si decidimos acercarnos al mundo del Rioja basándonos en el atractivo del enoturismo, tenemos que iniciar nuestro viaje por Aldeanueva de Ebro, que antes que nadie, apostó por este tipo de turismo hasta el punto que, desde abril del año 2004, la Oficina Española de Patentes y Marcas, concedió al Ayuntamiento de Aldeanueva de Ebro, el registro de marca denominativa (con gráfico) enoturismo en diferentes clases, según la clasificación Niza, lo que le ha permitido, entre otros privilegios, disponer del dominio ‘enoturismo.es’.

Una apuesta de futuro que también ha posibilitado el desarrollo sostenible de una zona del Rioja en la que nos vamos a encontrar con el primer Museo del Vino de Rioja Baja, que es cita obligada y punto de partida para un visitante que puede, a lo largo del año, ser protagonista de las jornadas Entreviñas, donde el vino se convierte en fiesta popular y los viñedos y bodegas son sus principales escenarios o las jornadas gastronómicas de las verduras o micológicas; la naturaleza de la que se puede disfrutar en sotos del Ebro, Peña Isasa, Monte Yerga o Los Agudos; la salud en balnearios como el de Arnedillo, Fitero, Grávalos o Cervera del Río Alhama; el arte con la obra de un Miguel Ángel Sainz que tuvo en el vino una de sus fuentes de inspiración, La Rioja celtíbera o romana; el mundo de los Dinosaurios o los momentos de ocio y las compras por Arnedo.

Posibilidades que se ofrece al viajero siendo Aldeanueva de Ebro el punto de partida de una vía para un mejor conocimiento del vino: la de la Viña Recia, en la que está incluida Aldeanueva de Ebro, junto con Alcanadre, Alfaro, Arnedillo, Ausejo, Calahorra, Grávalos y Quel.

Pero si el viajero decide iniciar esta ruta y dejar atrás a Aldeanueva de Ebro, debemos apuntar en nuestra agenda que buenas fechas para volver en verano serán las que se concentran del 23 al 29 de agosto en que se celebran las fiestas de san Bartolomé en las que durante siete días se suceden las dianas, pasacalles, desfile de carrozas, gigantes y cabezudos, encierros de reses bravas, verbenas, fuegos artificiales, los días dedicados a los niños y a la mujer y las degustaciones, siempre regadas con el vino autóctono, que siendo Rioja presenta sus características especiales o si preferimos, podemos volver para los días 7 y 8 de septiembre cuando se celebran las fiestas de la Virgen de los Remedios, bastante más tranquilas que las anteriores, aunque en las que no faltan los encierros de reses bravas, verbenas o la misa y procesión en honor a la Virgen de Los Remedios. Además el pisado de la uva, para conseguir el primer mosto de cada vendimia, lo podemos vivir cada año en Autol, en plenas fiestas de san Adrián y santa Natalia, el 7 de septiembre o en Rincón de Olivedo en el trascurso de las fiestas de la Virgen de la Antigua y Acción de Gracias en torno al 21 de septiembre.

Ruta de La Rioja Alta

La Ruta del Vino de La Rioja Alta nace en el noroeste de La Rioja, siendo sus límites los montes Obarenses, las estribaciones del río Najerilla, el Ebro y el Camino de Santiago, con un medio natural que contempla la Sierra de Cantabria y el Toloño y los cursos bajos del Oja-Tirón y el Najerilla, en donde desarrollan sus actividades los ciudadanos de Ábalos, Briñas, Briones, Casalarreina, Cenicero, Cuzcurrita del Río Tirón, Fuenmayor, Haro, Sajazarra, San Asensio, San Vicente de la Sonsierra, Tirgo y Torremontalbo. Y a todos les une una misma cultura y aunque con diferentes desarrollos, el enoturismo.

Una amplia zona de La Rioja en la que podemos mirar al pasado para repasar una historia donde el vino se convierte en la compañía de los avatares sociales siendo la vid el elemento aglutinador de una zona que es ‘cruce de caminos’ o ‘tierras de frontera’, un territorio por el que navega el Ebro que nos permite descubrir fortalezas y castillos, ermitas románicas, iglesias góticas, templos renacentistas y barrocos, tuferas y guardaviñas, castillos y casonas…

Para el turista que recorre esta ruta y lo hace con los ojos bien abiertos para dejar en su memoria el mejor de los recuerdos, de Cenicero se llevará el nombre de la Real Sociedad Económica de La Rioja, creada a finales del siglo XVIII, con el objetivo, entre otros, de mejorar la salida de la producción vitivinícola de la región. De San Asensio, cuna del vino clarete, su barrio de bodegas. De Briones, la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. De Ábalos, sus numerosos lagares rupestres de piedra, excavados en la roca y localizados cerca de los viñedos además de sus seis guardaviñas o chozos, siendo ésta una pequeña edificación que encontramos también en Cenicero, San Asensio, Briones y Briñas. De San Vicente de la Sonsierra los dólmenes y las necrópolis de la Sonsierra, la ermita románica de Santa María de la Piscina o la iglesia gótica de Santa María de la Mayor sin olvidar que aquí se elaboran vinos desde la época de los romanos y existen vestigios como lagares rupestres y prensas. De Haro, proclamada ‘capital del Rioja’, su lujoso Barrio de la Estación con bodegas centenarias así como una arquitectura urbana en la que no faltan los palacios y las casas antiguas; su calle comercial; su Herradura gastronómica; su Estación Enológica o su Banco de España, sin olvidar las bodegas que se han integrado en la ciudad y forman parte de su paisaje. De Casalarreina, el plateresco del monasterio a Nuestra Señora de la Piedad o la iglesia de San Martín. De Cuzcurrita del Río Tirón, el barroco en San Miguel Arcángel, las ermitas de Nuestra Señora de Sorejana y Nuestra Señora de Tironcillo. Un puente -sobre el río Tirón-, una iglesia -del Salvador- y la muralla, marcan el patrimonio básico de Tirgo, que vive y bebe el producto de la vid que se ha convertido en el principal cultivo de esta localidad. Y finalmente nos acercamos a Sajazarra, con el atractivo de su castillo, de la ermita de Santa María de Cillas y de la iglesia de Santa María de la Asunción, al tiempo que recordamos que en el siglo XII se instaló una comunidad de la orden del cister de cuya abadía queda la nave central de esta iglesia. 

Una Rioja Alta monumental a la que tenemos que añadir los monasterios que, en su esplendor, atrajeron la espiritualidad y todo el movimiento eremítico, sin olvidar los primeros balbuceos del español y la tradición por el cultivo del vino, porque junto a este lujo arquitectónico, están las catas, las visitas guiadas por las diferentes bodegas, el recorrido por los viñedos, si el tiempo lo permite, para terminar en el comedor de la bodega degustando los típicos y afamados productos riojanos.

El vino que está presente en las fiestas que salpican cada año el calendario de esta zona del Rioja y que gozan de fechas específicas en los que la uva es pisada para obtener el primer mosto de cada vendimia, un acto festivo protagonista de diferentes localidades. Así en Cenicero y en la jornada de la Virgen del Valle, a primeros de septiembre, se realiza el tradicional pisado de la uva y la ofrenda del primer mosto a la patrona, además de misa de campaña y procesión; en Haro esta misma ofrenda del primer mosto es a la Virgen de la Vega y por ello, cada 8 de septiembre, en un acto multitudinario al que añaden misa, ofrenda de flores y concurso de piropos a la Virgen, después de que cada 25 de junio tenga lugar su llamada Batalla del Vino, Fiesta de Interés Turístico Nacional y, captando cada año más correligionarios, el denominado Carnaval del vino. En Cuzcurrita del Río Tirón, con motivo de las fiestas patronales en honor a san Miguel Arcángel, el 29 de septiembre, se repite un pisado realizado tanto por personas adultas como por niños, en los que, obviamente, los mayores depositan sus valores culturales en forma de tradiciones, para que estos tipos de actos se sigan realizando cada año y en Casalarreina y también en el mes de septiembre, celebran las fiestas de Acción de Gracias en honor de la Virgen del Campo con procesión, ofrenda de frutos y el primer mosto de la cosecha a la Virgen.

Pero debemos dejar anotado en nuestra agenda enoturística que en torno al 25 de julio y en el Barrio de las Bodegas de San Asensio -integrado por 300 pequeñas bodegas, algunas de ellas de los siglos XVI, XVII y XVIII- se celebra su anual batalla en la que la que se arrojan aproximadamente 30.000 litros de vino, que son donados por las bodegas de la localidad. Y que Ábalos la encontraremos diferente si la visitamos el 3 de agosto que es cuando se celebran las fiestas en honor a san Esteban Protomártir, patrón de la localidad, con una duración de tres días en los que no falta la ‘manchada’ o recorrido por las calles ‘manchándose con vino’ para concluir con una comida; la jornada de puertas abiertas de las bodegas de Ábalos a principios de septiembre o a partir del 8 de septiembre en que se honra a la Virgen de la Rosa, patrona de la localidad. Sin olvidar a los picaos de Semana Santa en San Vicente de La Sonsierra o las jornadas medievales del mes de junio en Briones.

Ruta de La Rioja Alavesa

La Ruta del Vino de Rioja Alavesa cuenta con el atractivo de la experiencia que les da el trabajar con el turismo enológico desde hace ya once años, lo que les ha servido para desarrollar un completo itinerario de actividades durante todas las épocas del año que cuenta con el apoyo de las instituciones alavesas y vascas para realzar un nuevo concepto de turismo. A las singulares experiencias en viñedos y bodegas en atractivos paisajes, el viajero suma reclamos como festivales especializados, fiestas populares y exposiciones, rallys de coches antiguos, maratones deportivos, excursiones a medida y locales acogedores y llenos de encanto para pernoctar o saborear una gastronomía fiel a sus raíces acompañada por una despensa prodigiosa de legumbres, hortalizas y verduras, chacinas, carnes y dulces que ha legado, al recetario popular, algunos de sus mejores platos.

Bodegas, museos, alojamientos, bares de vinos, posadas, restaurantes, hoteles, casas rurales, agroturismos, enotecas, vinotecas, servicios turísticos, empresas de transportes, spas, centros temáticos o centros de interpretación… 130 son los establecimientos vinculados con el turismo y el comercio, que se han unido con el objetivo de mejorar las experiencias del enoturista que visite Rioja Alavesa para ofrecerles servicios cada vez más sofisticados y personalizados.

Todo ello en un territorio que coincide geográficamente con la subzona, de igual nombre, de la Denominación de Origen Calificada Rioja que se han unido en una ruta que pasa por Baños de Ebro, Barriobusto, Elciego, Elvillar, Kripám, Labastida, Labraza, Laguardia. Lanciego, Lapuebla de Labarca, Leza, Moreda de Álava, Navaridas, Oyón, Páganos, Salinillas de Buradón, Samaniego, Villabuena de Álava y Yécora.

Un tipo de turismo que en 2013 atrajo a 1.689.209 visitantes que recorrieron las bodegas que conforman las Rutas de Vino de España en datos aportados por la Asociación Española de Ciudades del Vino (Acevin), con un incremento del 18,08 % respecto a las cifras del año 2012 y que cada año, las bodegas y zonas vinícolas que no pertenecen a esta Asociación pero que entre sus propuestas ofrecen actividades enoturísticas, ven aumentar el número de visitantes.

Una Ruta que no se olvida del espectáculo del vino y tiene dos citas anuales imprescindibles con sus conciudadanos y turistas: la primera a primeros del mes de julio en que se celebran diferente conciertos recogidos bajo el nombre de Música entre viñedos; la segunda la anual Fiesta de la Vendimia de Rioja Alavesa que en este 2014 celebrará su XXI edición con un acto central el domingo 14 de septiembre en la localidad de Labastida. Una conmemoración que nació de la inquietud de los vecinos de la Cuadrilla para disfrutar de unas jornadas de exaltación de su producto social y económicamente más representativo: el vino.

 

* El reportaje completo puede verse en el nº 208 de La Prensa del Rioja