El mundo del vino a sorbos

Texto: Antonio Egido

El clima es uno de los principales factores que influyen en la calidad de la uva, además de la tierra donde está la planta y la vejez de la vid. Hoy nos vamos a fijar en el clima para saber lo que se dice en Internet sobre este tema cuando lo relacionamos con el vino.

En ‘conchaytoro.com’, Ania Smolec se pregunta sobre “¿Cómo afecta el clima en las características del vino?” y se responde: “Los meteorólogos definen el clima y sus componentes como los parámetros y variaciones de: temperaturaprecipitaciones (lluvia, nieve, hielo) y masas de aire de un lugar determinado. Estos dependen de la cercanía del trópico o círculo polar, además de la presencia de masas de agua (como mares, lagos y ríos) o fronteras de aire (cordilleras).

En el mundo del vino hablamos de vinos de clima frío o clima cálido. Es una generalización, pero permite realizar comparaciones. Anoten: la geología y el suelo del viñedo no son tan decisivos como las diferencias climáticas. La geología, más que todo, es responsable de las expresiones sutiles en las calidades de los vinos dentro de un mismo clima o región.

Las influencias climáticas de una zona influyen en gran medida en el tipo de variedades que se cultivarán, pero también en el tipo de prácticas vitivinícolas. Las parras piden la presencia de sol, calor y agua para su sano desarrollo. Además, la luz (la cantidad de días soleados durante el año) incluso influye sobre la latencia que se produce después de la cosecha, cuando la vid esencialmente se cierra y reserva su energía para el comienzo del ciclo de crecimiento del próximo año.

Igual de importante es la cantidad de lluvia (y la necesidad de riego suplementario). En promedio, una vid necesita alrededor de 710 mm de agua para el sustento durante la temporada de crecimiento .En el Mediterráneo y en muchos climas continentales, el clima durante la estación de crecimiento puede ser bastante seco y requiere riego adicional.

Otros factores climáticos, como el viento y su intensidad, la humedad, como es el caso de la neblina (les invito a leer el artículo sobre el Valle del Limarí y su famosa “camanchaca”), la presión atmosférica y las variaciones de temperatura (¿recuerdan cuando hablamos sobre la oscilación térmica diaria en Maipo Alto?), pueden definir diferentes categorías climáticas e influir fuertemente en la viticultura de un área”. Sigue su información sobre vinos de clima frío y de clima cálido.

El segundo enlace lo hemos encontrado en ‘comenge.com’ con el título “La industria mundial del vino, marcada por el clima” que tiene el siguiente desarrollo: “El clima, y en especial el de este año (2017), marca muchas de las pautas de la industria del vino. Las extrañas temperaturas otoñales que estamos pasando, las fuertes heladas primaverales, la sequía, los incendios y las inundaciones y, con todo ello, cosechas extremadamente tempranas y cosechas perdidas. Este año ha estado plagado de dificultades para muchos viticultores. Tendremos vino a pesar de todo, tendremos vino a pesar de las inclemencias de un tiempo que obliga a preguntarse por sus consecuencias en el sector.

Es evidente que la industria mundial del vino se ha visto afectada por las calamidades del tiempo y que esto repercutirá en el incremento del precio de los vinos de algunas de las más afamadas zonas productoras. Sin embargo, y como consecuencia de la situación general por la que pasa la industria vinícola de casi todo el mundo, España espera poder mantenerse líder en la exportación de este gran producto nacional.

 

Reducción en la cosecha de vino por el clima

A pesar de que la producción de este año será menor, España en su conjunto no tendrá que enfrentarse a un problema de desabastecimiento, aunque algunas de las zonas de mayor prestigio si que se han visto fuertemente afectadas en su reducción de cosecha, como es el caso de la Ribera del Duero. Dicen los expertos que si bien es cierto que la producción de este año es inferior a la media de la última década, podremos responder a la demanda gracias a las existencias de vino de las que ya disponen muchas bodegas.

España cuenta con una demanda interior menor a la de otros países productores como Italia o Francia, países que verán una caída en su producción del 21 % y del 15 % respectivamente. En nuestro país la reducción de cosecha ha sido desigual. Ribera del Duero ha sido la Denominación de Origen más castigada con una pérdida de dos terceras partes de la cosecha. En las Denominaciones de Origen del Bierzo y Rioja la reducción ha rozado el 50 % y de cerca de un 30 % en la D.O. Rueda, descensos provocados por las fuertes heladas sufridas a finales de abril. En el resto de las regiones españolas, la cosecha ha sido ligeramente inferior a la media debido a la falta de lluvia y a las temperaturas elevadas durante todo el ciclo vegetativo, lo que ha conducido a un menor tamaño y peso de las bayas en el momento de la cosecha.

En el conjunto de la Unión Europea, la producción de vino en esta cosecha ronda los 145 millones de hectolitros, frente a los casi 170 millones de hectolitros de la añada anterior. Esta situación ha provocado un fuerte incremento de los precios de uva -por encima del 100 % en zonas como la Ribera del Duero-, y como consecuencia un incremento en los precios tanto del vino a granel como en mayor medida en los vinos embotellados, subida que en mucho de los casos no llegarán a compensar el aumento de los costes de producción.

(…) La amenaza del cambio climático trasciende la industria del vino a la que dedicamos cada día nuestros esfuerzos; cambiará nuestro paisaje, nuestra agricultura, nuestra manera de alimentarnos, nuestros lugares de residencia, nuestras costumbres. Aunque mil veces repetido, debemos tomar conciencia de ello para empezar cuanto antes a recortar nuestras emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera de nuestro hermoso planeta azul”.

Y finalmente entramos en ‘garciacarrion.es’ donde nos plantean cuál sería el clima ideal para elaborar el mejor, respondiendo que “Las regiones productoras de vino más importantes del mundo están situadas entre latitudes de 30 y 50 grados Norte y Sur del Ecuador. Entre estas zonas las uvas madurarán lo necesario para producir un buen vino.

El clima es, junto con la variedad de uva, la meteorología, el tipo de suelo, la viticultura y la vinificación, uno de los factores que inciden en la obtención de un buen vino.

Hay una gran variedad de climas, desde las condiciones climáticas frías y húmedas de Inglaterra y Alemania, donde es difícil conseguir que las uvas lleguen a una madurez satisfactoria, hasta los áridos países del norte de África, como Marruecos y Argelia, donde unas temperaturas muy elevadas y lluvia insuficiente producen uvas demasiado maduras y bajas en acidez.

La geografía local también afecta el clima alrededor del viñedo. Por ejemplo en el hemisferio norte los viñedos plantados en inclinaciones de cara al sur, serán más calurosos debido a que incrementan su exposición al sol.

Por su parte, la proximidad al agua puede incrementar la humedad y dar cambios moderados de temperaturas.

El clima ideal

Si existiese un clima ideal, incluiría la combinación perfecta de humedad y calor, ayudando a crecer los viñedos y a madurar las uvas. Además, las condiciones meteorológicas ideales deben prevalecer durante las diferentes etapas del ciclo de crecimiento de las uvas.

Las condiciones perfectas

Si existiesen, las condiciones perfectas para un buen vino serían: un invierno frío que inhibiese el crecimiento, pudiendo así descansar el viñedo, con heladas para exterminar las infecciones, aunque no demasiado fuertes para no afectar al viñedo, y con lluvia suficiente para tener reservas de humedad en la tierra.

Una primavera suave con lluvia no muy fuerte para ayudar al crecimiento del viñedo, con un período de calma y templado durante el cual el viñedo florece, seguido de un verano caluroso y soleado con poca lluvia para así permitir madurar la fruta en ese momento en crecimiento y un final del verano y comienzo del otoño largo y seco para terminar de madurar la uva y para la vendimia”.

Pues eso, ojo, mucho ojo al clima y a sus consecuencias. El vino depende, y mucho, de él.